En esta bienvenida al otoño, con
días claros y mucha luz, de un verano que se resiste abandonar los días de mar
cálido y bochorno constante. Presentamos con la energía renovable que nos
caracteriza, El cartel del Viejas Glorias.
Para
nosotros desde aquel noviembre del 1993, cuando nació el evento, el cartel
siempre significo el espejo de las pasiones reunidas. Una alarma, para desatar
la cuenta atrás. Todos esperaban alguna genialidad de autor. El morbo de saber
como se mostraría un año más, unos acercaban la imagen a la dedicatoria, otros
soñaban con verse reflejados en alguna parte, otros simplemente esperaban el pistoletazo
de salida, la explosión de alegría contenida, las palpitaciones de stress, para
llegar a tiempo con la restauración pendiente. Con los días a pedir libres,
para llamar al amigo, una cascada de certidumbre emocional.
Son
tantas anécdotas y suspiros los que produce la cartelera, que ve uno el sueño
de la continuidad de aquel arbolito que se planto un día, con ilusión para dar
sombra y conocimiento a la afición al motociclismo. Es un sentimiento cultivado
por cientos, por miles, por islas y continentes, por esa bendita osadía de
transmitir pasiones encontradas y manifestarlas.